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Aceites, grasas trans y saturadas ¿Cómo va la legislación?

Por: Comunicación Digital Levapan.

La Organización Mundial de la Salud ha demostrado los efectos nocivos que produce el consumo de grasas trans y saturadas en el cuerpo humano, que causan la muerte de más de 500.000 personas al año por enfermedades cardiovasculares, a la vez que pueden generar otras enfermedades como la diabetes, el cáncer y aumentar la cifra de personas que sufren de sobrepeso. Por eso, ha creado una guía denominada REPLACE que busca eliminar su producción para reemplazarla por otros productos que sean mucho más saludables.

¿Qué son las grasas trans?

Están presentes en los alimentos altamente procesados. Son un tipo de grasa con concentraciones químicas que afectan el colesterol, reduciendo “el bueno” y aumentando “el malo” en el cuerpo. Se consideran las peores grasas que se puedan ingerir.

Según esta entidad, la ingesta total de grasas trans debe limitarse a menos del 1% del aporte energético total, lo que representa menos de 2,2 gramos al día con una dieta de 2.000 calorías. Ya que está comprobado que una alimentación con alto contenido de grasas trans aumenta el riesgo de cardiopatías en un 21% y el riesgo de muerte en un 28%.  Lo mismo sucede con las grasas saturadas, las cuales deben tener un consumo máximo del 1%. Sin embargo en Colombia, se está consumiendo un porcentaje que oscila entre 1,25% y 1,49% por día.

Panorama de las grasas trans en Colombia

De acuerdo con Jairo Romero, ex presidente de la ALACCTA, la idea con las grasas trans y saturadas es eliminarlas del mercado. “Las grasas trans se colocaron en tendencia hace 54 años en la industria de alimentos porque ofrecen muchas alternativas tecnológicas y permiten la sustitución de la crema de leche. Es un insumo más económico, libre de colesterol y versátil. Funciona para hacer galletas, ponqués, helados y frituras. Pero, se encontró, después de unos años que puede generar efectos nocivos en la salud del consumidor, entonces la industria se ha impuesto el reto de eliminarlas. Al igual que las grasas saturadas”.

Para ello, varias entidades han desarrollado proyectos que promueven el consumo de alimentos saludables. El código de infancia y adolescencia, en la ley 1098 de 2006, promueve hábitos y estilos de vida que generan mayor bienestar a los niños. Por otro lado, la ley 1355 de 2009 en los artículos 8 y 9, establece que el Gobierno Nacional a través del Ministerio de Protección Social y del INVIMA deben reglamentar los requisitos y contenidos de grasas trans y saturadas en todos los alimentos con el fin de prevenir las enfermedades crónicas no transmisibles.

Medidas para reducir el consumo de grasas trans

Otras políticas que promueven los hábitos saludables y la protección al consumidor frente a los riesgos para su salud por la mala alimentación son: la política de seguridad alimentaria y nutricional (2004), el Estatuto del Consumidor (Ley 1480 de 2011) y el Plan Decenal de Salud Pública (2012-2021).

Sin embargo, a pesar de que se han desarrollado estas políticas y se han colocado en circulación las resoluciones 2154 que habla sobre los requisitos sanitarios que deben cumplir los aceites y grasas de origen vegetal o animal que se procesen, envasen, almacenen, transporten, exporten, importen y/o comercialicen en el país para consumo humano y la 2508 de 2012 que tiene como objetivo establecer el reglamento técnico mediante el cual se señalan los requisitos que deben cumplir los alimentos que contengan grasas trans y/o grasas saturadas con destino al consumo humano, todavía no se ha creado una reglamentación que elimine su producción.

Así lo establece Jairo Romero, quien además agrega que su proceso de creación está demorado ya que el Ministerio de Salud se dio cuenta que la industria en su mayoría ya lo está aplicando y son muy pocos los que siguen implementando estos insumos, por no decir que este porcentaje corresponde a la industria ilegal.

En realidad la gran campaña que está haciendo el Ministerio de Salud va enfocada a crear buenas prácticas en el uso de aceite de freídos, donde en realidad se están presentando problemas serios, ya que algunas fritanguerías y establecimientos donde venden buñuelos y empanadas siguen utilizando aceites reutilizados, los cuales venden para su blanqueamiento y luego compran a menor precio.  Generando un daño grave en la salud pública porque estos productos tienen alto contenido de radicales libres que causan el cáncer y pueden ocasionar su reproducción en la población”, asegura Jairo Romero.

Sobre todo porque según la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional en Colombia 2010 (ENSIN), el 95% de la población consume alimentos fritos, el 73% consume embutidos, el 69.6% consume productos de paquete y el 50% consume comidas rápidas. Por lo que es necesario, realizar la regulación de estos productos para que no afecte más la salud de los colombianos.

Soluciones frente al tema de grasas trans y saturadas

Varios países como Dinamarca, Bélgica, República Checa, Francia, Polonia, Países Bajos, entre otros ya están eliminando voluntariamente las grasas trans y saturadas de la industria alimentaria y el sector horeca. También están reformulando los productos, cambiando el etiquetado y creando estrategias de concientización sobre el impacto de estos insumos en la salud.

En Colombia se está desarrollando la reglamentación para prohibir su uso. También se están haciendo acciones específicas como la actualización de la resolución 2508 de 2012, la modificación del rotulado frontal y continuas investigaciones por parte de la ENSIN sobre estos productos y su impacto en la nutrición poblacional. Pero estos cambios no serán inmediatos. Se han venido desarrollando paulatinamente y se espera que con la ayuda del sector horeca y la industria de alimentos, su implementación sea cada vez más rápida.

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