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Interno: un restaurante con sabor a segundas oportunidades.

Por: Comunicación Digital Levapan.

Ser parte de la aventura gastronómica de Interno incluía llegar a un espacio donde la esperanza, el sabor del caribe y el profesionalismo eran el menú de cada día.

Foto tomada de: restauranteinterno.com

En Colombia hay 118.000 personas privadas de su libertad. Históricamente las condiciones de las cárceles en Colombia han sido percibidas como infrahumanas, además, uno de los principales problemas que está latente es la reinserción de estos reclusos a la sociedad. Con este último fin nace la Fundación Acción Interna, dedicada a trabajar para mejorar la calidad de vida de la población carcelaria y pospenada en Colombia. Además, se encargan de fomentar la inclusión financiera y la productividad de esta población. Uno de los grandes y exitosos proyectos de esta fundación es el Restaurante Interno.

Johana Bahamón creó Interno en 2016 en la cárcel de San Diego de Mujeres, en Cartagena. Durante tres años este establecimiento, que tenía capacidad para 60 comensales, fue atendido por mujeres de la prisión, capacitadas en temas como cocina, buenas prácticas de manufactura, servicio al cliente, hostelería, panadería, huerta productiva, finanzas y creación de empresa. El menú contó con la asesoría de reconocidos chefs como Charlie Otero, Juan Felipe Camacho, Harry Sasson, Koldo Miranda, Mila Vargas, Leonardo Moran, Fernando Bernal, Herberto Eljach, Lars Brurein, Felipe González, Carlos Gaviria, Elías Pardo y Rosalba Díaz.

En su página web aseguran que su labor se centró en empoderar a todas las mujeres del establecimiento penitenciario San Diego, para fortalecer sus habilidades y generar las herramientas necesarias para reintegrarse de forma digna a la sociedad, una vez que recuperen su libertad. Cada uno de los platos ofrecidos tuvo detrás la experiencia de destacados maestros de la cocina colombiana, quienes aportaron sus saberes para que lo servido fuera una gran experiencia para los comensales.

Según los fundadores de esta iniciativa, Interno surgió como un modelo único de reinserción social que le apostaba a la generación de espacios innovadores de reconciliación entre la población carcelaria y la civil. La idea de Interno surgió de Johana Bahamón, quien asegura que escuchó de la apertura de un restaurante atendido por reclusos en una cárcel de Milán y, de inmediato, quiso internarse para conocer todos los detalles.

Foto tomada de: Instagram @restauranteinterno

Foto tomada de: Instagram @saborenlamesa

En Milán hay un restaurante llamado In Galera, abierto al público desde hace más de dos años, en la prisión de hombres II Casa di Reclusione of Milano Bollate.

En Interno las reclusas y meseras solían estar vestidas de negro, y portar un moño de satín rosado en la cabeza. El restaurante ofrecía un menú fijo con una entrada típica, un plato fuerte con la pesca del día y vegetales de la huerta, y un postre de “reconciliación”. Este menú venía acompañado de un jugo o una copa de vino. Aquí es importante recalcar que Interno no solo contaba con un restaurante, pues también tenían una huerta productiva en la que cultivaban todas las verduras que usaban en sus preparaciones.

Sin embargo, este programa de resocialización no terminaba allí, pues Johana Bahamón también se ideó un proyecto externo para aquellas mujeres que salían de la cárcel y no tenían la facilidad de acceder de nuevo a una cadena productiva. Es por esto que se aseguró de que un restaurante ubicado en el barrio Getsenamí, en Cartagena, recibiera a algunas reclusas dentro de su equipo de trabajo y terminaran allí su ciclo de reinserción social, tal como lo buscaba el proyecto desde sus inicios.

¡Uno de los 100 mejores lugares del mundo!

Time Magazine, en agosto de 2018, incluyó al restaurante Interno como uno de los 100 mejores lugares del mundo. La lista World’s Greatest Places, elaborada a partir de 1.200 nominaciones de editores y expertos, incluye hoteles, parques, museos y restaurantes. Además, durante el año pasado, se premió al restaurante en los Premios La Barra 2019 como ejemplo de responsabilidad social.

¿Qué pasará con el restaurante Interno?

La sentencia T 126 emitida por la Corte Constitucional en el año 2009 ordenó el traslado de la cárcel de mujeres de San Diego, donde operaba el restaurante Interno.  Sin embargo, solo hasta el 2019 se dio luz verde para el traslado de las reclusas a una sede nueva, en el municipio de Turbaco. Se trataría de un edificio que hasta el momento habría funcionado como un hotel pero que, gracias a un convenio entre las administraciones de Cartagena y Turbaco, se convertiría en la nueva cárcel.

Foto tomada de: Facebook restaurante Interno

Foto tomada de: restauranteinterno.com

Johana Bahamón, en entrevista para CM&, asegura que, si la cárcel se mueve para Turbaco, es muy probable que el restaurante Interno también lo haga. Además, aseguró que ya trabaja en un nuevo proyecto en la capital de Bolívar, donde estarían vinculadas las mujeres que ya habrían recuperado la libertad. “Queremos aprovechar que ya varias personas conocen Interno en Cartagena, para crear un Externo para que allí trabajen todas esas mujeres que ya salieron de la cárcel y recuperan su vida. Por ahora estamos viendo cómo lo creamos”, asegura.

Proyectos como el restaurante Interno demuestran no solo la importancia y la necesidad de dar segundas oportunidades, sino también cómo la gastronomía logra convertirse en el medio adecuado para lograr esa reinserción social. Es por esto que los proyectos no paran y el chef cartagenero Charlie Otero, quien trabajó junto a Johana Bahamón no solo en el restaurante Interno, sino también en la cárcel El Buen Pastor, tuvo un proyecto en mente que ya es toda una realidad. Charlie Otero dictaba cada jueves clases de dos horas a las reclusas del patio 6 de la cárcel del Buen Pastor. Allí se enfocaba en la alimentación de primera infancia, pues todas las mujeres de este patio son mamás, y en la comida colombiana, que es su fuerte.

Actualmente, el chef Charlie Otero, abrió las puertas de La Cachaca, un restaurante centrado en comida típica colombiana, específicamente del altiplano cundiboyacense. Este restaurante está siendo operado por mujeres de la tercera edad y pospenadas. Un lugar para las segundas oportunidades, la reinserción social y la reconciliación entre la población civil y aquellas que ya han cumplido su pena.

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